El 24 de marzo de cada año marca un hito en la memoria colectiva de Argentina. Es una fecha que evoca dolor, pero también resiliencia y lucha. En el 2024, esta jornada tomó un significado especial. Más de cuatrocientas mil personas salieron a las calles de Buenos Aires en una manifestación histórica en respuesta al intento negacionista y reivindicatorio de la última dictadura por parte del gobierno nacional en un video difundido por las redes oficiales.
La multitudinaria marcha fue liderada por los organismos de derechos humanos, quienes, con sus consignas y pancartas, clamaban por una sociedad fundada en valores fundamentales: pan, paz, trabajo y libertad. Las consignas de “Nunca Más” se entrelazaban con el rechazo hacia políticas que intentan relativizar el pasado o justificar los crímenes cometidos durante la dictadura. En el escenario montado frente a la Casa Rosada, figuras emblemáticas como Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel recordaban la importancia de mantener viva la memoria y continuar la lucha por los derechos humanos.
Néstor Kirchner, hace veinte años retiró el retrato de Videla de la Ex ESMA (hoy patrimonio de la Humanidad) y pidió perdón por el silencio cómplice de la democracia, hecho que resuena con un recordatorio de los avances logrados en la búsqueda de verdad, memoria y justicia. Sin embargo, también se advierte un ímpetu renovado frente a un contexto político que despierta preocupaciones sobre la vigencia de los valores democráticos y los derechos humanos.
Javier Milei, en cambio, ha hecho de “la batalla cultural” sus tanques para hacer pasar un ajuste brutal sobre las grandes mayorías y entregar a los capitales de siempre los negocios más rentables de nuestro país. Todos con grandes inversiones estatales, todo muy parecido a esa miseria planificada que denunciaba Rodolfo Walsh y que lo llevó a engrosar las listas de desaparecidos. Su provocación permanente en fechas que movilizan al pueblo, encontró, al igual que el 8M, una fuerte respuesta donde un pueblo movilizado en todo el país le demostró que nuestra historia tiene – al parecer – algunas discusiones saldadas.
En la historia mundial, los intentos de deslegitimar una lucha siempre comienzan con la búsqueda de poner en discusión un aspecto de la misma. Como socialmente no está aceptado esgrimir discursos reivindicatorios de las acciones – en este caso, de la última dictadura cívico militar – se comienza por sembrar dudas sobre el número de víctimas – siempre inexacto por la clandestinidad del hecho – y con ello comenzar a horadar los, aún vigentes, reclamos de las víctimas. Pensemos un momento, ¿qué sucedería con aquellos que digan “el holocausto no mató 6 millones de judíos”? En Alemania serían encarcelados mientras que en Argentina el gobierno nacional se anima a poner en debate la cifra de 30.000.
Ahora bien, detengámonos un poco en el discurso que el gobierno quiso instalar en un muy improvisado video oficial, y casi amateur para un gobierno que se hace de la “calle online” su base de sustentación. Javier Milei viene dando su lucha contra el estado con una mirada economicista de todos los servicios que el Estado debe brindar. Los DDHH no quedaron al margen, en el video se expresa que se infló la cifra para que alguien reciba una reparación en nombre de la tragedia. Mata dos pájaros de un tiro: ataca la cifra y además el rol del Estado.
Diferente es el caso de Victoria Villarruel, heredera directa del partido que más tiempo gobernó la Argentina en la historia moderna, el Partido Militar. La Vicepresidenta intenta lavarse la cara con la lucha de las víctimas de los atentados de Montonero y el ERP, y dice luchar porque estos tengan el mismo reconocimiento en las leyes de reparación con las víctimas de la dictadura. Situación que puede tener lugar para el debate. Sin embargo, conocida es su militancia para la liberación de los genocidas condenados en los juicios por la memoria, además de su reiterada reivindicación al accionar de la junta militar en los años ’70 y su constante ataque a la cifra de 30.000 desaparecidos. Acá no vemos una mirada economicista, acá hay militancia activa para dar por tierra la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y arriar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.
Ayer el pueblo dio una respuesta contundente al intento del gobierno nacional. Esto no quiere decir que la batalla esté ganada, es necesario seguir educando a las nuevas generaciones sobre lo que ocurrió en nuestro país, pero sobre todo, hacer énfasis en los motivos y a quienes persiguió, asesinó, violó y desapareció la Dictadura de 1976 a 1983. Tenemos que mirar qué proyecto de país tenían quienes fueron víctimas y qué modelo de país tenían los genocidas y sus socios civiles (empresarios, políticos, etc.). No hace falta rascar mucho para ver que los que siempre atacan la cifra de los 30.000 traen ideas similares, y que siempre aquellos que profundizan y fortalecen políticas en favor de las grandes mayorías son aquellos que hacen una realidad efectiva, aquella frase que no nos pertenece porque ya forma parte de todo el pueblo Argentino: ¡NUNCA MÁS!